Mi relación con
la literatura y los libros era casi nula hasta hace algunos años atrás por cosas del destino oí sobre un tal Horacio Oliveira y la Maga,
inmediatamente tuve la necesidad de saber más sobre ellos en especial de La
Maga, la que todas querían ser. Una mujer despeinada que andaba por aquí y por
allá con una excepcional personalidad. Mientras Horacio esperaba que el azar
estuviera a su favor para verla cruzar el Pont des Arts en Paris.
“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que
andábamos para encontrarnos” una frase que describe claramente esos encuentros azarosos entre Horacio y la
Maga. Hoy en día es comúnmente usada por muchos. ¿Quién no ha leído en el
perfil de algún conocido enamorado esta frase?
A pesar de haber
pasado poco más de medio siglo de su publicación Julio Cortázar sigue cautivándonos con su novela “Rayuela” permitiendonos que como lectores tomemos en cierto modo el control de la
historia, 155 capítulos flexibles al cambio del orden
tradicional de la historia, mediante múltiples lecturas convirtiéndose en una
novela movible, llena de locas ideas y humor. Que me llevo a mantener un romance complice con Horacio, la Maga y Córtazar.
Cortázar me permitió idealizar a un personaje como la Maga siendo capaz sentir, pensar y
respirar como ella mientras deambulo entre sus páginas, La Maga refleja la
libertad en su más puro esplendor. Una mujer
que vive la vida bohemia plagada de música y creyente de las utopías. Viviendo y solo viviendo.

A lo largo del
tiempo la Maga ha encantado y ha sido inspiración de muchos. A pesar de estar
alejada de la perfección y su falta de cultura. “Usaba haches como penicilina”.
Ese accidentado
amor entre Horacio y La Maga, los amigos del club de la Serpiente, las
caminatas por París buscando el cielo y el infierno deambulando entre los
emocionantes laberintos de Rayuela acompañados de la bohemia parisina,
envueltos en el jazz y el fernet. Encuentran la contracara cuando
la Maga desaparece y Horacio inicia otra aventura en Buenos Aires loco por el
recuerdo de su Maga.
Hoy en día
podemos encontrar muchas Magas confiadas en el azar y en que un día este las lleve
a los brazos de su Horacio con el que podrán
jugar a ser inmortales mientras sus bocas luchan suavemente. “Solo nosotros
sabemos estar distantemente juntos”
.
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