lunes, 21 de septiembre de 2015

La que todas querían ser

Mi relación con la literatura y los libros era casi nula hasta hace algunos años atrás por cosas del destino oí sobre un tal Horacio Oliveira y la Maga, inmediatamente tuve la necesidad de saber más sobre ellos en especial de La Maga, la que todas querían ser. Una mujer despeinada que andaba por aquí y por allá con una excepcional personalidad. Mientras Horacio esperaba que el azar estuviera a su favor para verla cruzar el Pont des Arts en Paris.

“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” una frase que describe claramente esos encuentros azarosos entre Horacio y la Maga. Hoy en día es comúnmente usada por muchos. ¿Quién no ha leído en el perfil de algún conocido enamorado esta frase?

A pesar de haber pasado poco más de medio siglo de su publicación Julio Cortázar  sigue cautivándonos con su novela “Rayuela” permitiendonos que como lectores tomemos en cierto modo el control de la historia, 155 capítulos flexibles al cambio del orden tradicional de la historia, mediante múltiples lecturas convirtiéndose en una novela movible, llena de locas ideas y humor. Que me llevo a mantener un romance complice con Horacio, la Maga y Córtazar.
Cortázar me permitió idealizar a un personaje como la Maga siendo capaz sentir, pensar y respirar como ella mientras deambulo entre sus páginas, La Maga refleja la libertad en su más puro esplendor. Una mujer  que vive la vida bohemia plagada de música y creyente de las utopías. Viviendo y solo  viviendo.

Me atrapa la fascinación y pasión con la que Cortázar la presenta: “Una mujer para ser admirada, para ser reverenciada, que te hechice como hada mágica. Es esa mirada masculina que cifra en la mujer una suerte de misterio y que se relaciona con ella sin realmente tener entendimiento”

A lo largo del tiempo la Maga ha encantado y ha sido inspiración de muchos. A pesar de estar alejada de la perfección y su falta de cultura. “Usaba haches como penicilina”.
Ese accidentado amor entre Horacio y La Maga, los amigos del club de la Serpiente, las caminatas por París buscando el cielo y el infierno deambulando entre los emocionantes laberintos de Rayuela acompañados de la bohemia parisina, envueltos en el jazz y el fernet. Encuentran la contracara cuando la Maga desaparece y Horacio inicia otra aventura en Buenos Aires loco por el recuerdo de su Maga.

Hoy en día podemos encontrar muchas Magas confiadas en el azar y en que un día este las lleve a los brazos de su Horacio con el que podrán jugar a ser inmortales mientras sus bocas luchan suavemente. “Solo nosotros sabemos estar distantemente juntos”
 .



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